noviembre 8, 2024
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Hacia el equilibrio de la economía mundial: Algunos avances pero con desafíos a futuro

Tras la crisis financiera mundial, los superávits y déficits en cuenta corriente cayeron bruscamente a nivel general, de alrededor del 6% del PIB mundial en 2007 a alrededor del 3,5% en 2013.

Desde entonces, como se indica en la última edición de nuestro informe sobre el sector externo, External Sector Report , los desequilibrios en cuenta corriente se redujeron ligeramente, al 3% del PIB mundial en 2018, desplazándose de las economías emergentes —entre ellas China, cuya cuenta corriente se encuentra bastante en línea con los fundamentos económicos— hacia las economías avanzadas.

Hasta ahora, las medidas y tensiones en el ámbito del comercio no han afectado significativamente los desequilibrios mundiales en cuenta corriente, puesto que el comercio se ha desviado a otros países sin aranceles o con aranceles más bajos. En cambio, como se destacó en un blog anterior, esas tensiones comerciales y las incertidumbres que traen aparejadas entorpecen la inversión y el crecimiento, sobre todo en los sectores más integrados a las cadenas mundiales de suministro (en las que la producción se distribuye entre distintos países).

A pesar de la reducción de los desequilibrios en cuenta corriente en todo el mundo, los desequilibrios de saldos (medidos como la suma de los activos y pasivos externos netos de los países) continuaron incrementándose, dado que, en la mayoría de los casos, los países acreedores mantuvieron superávits y los países deudores, déficits. Al 40% del PIB, los desequilibrios de saldos han alcanzado un punto máximo histórico y son cuatro veces mayores que a principios de la década de 1990. Además, los pasivos brutos de deuda externa en manos de soberanos y empresas se incrementaron drásticamente en algunas economías en los últimos años, apoyados por las benignas condiciones del financiamiento mundial. Eso conlleva riesgos para la estabilidad financiera, no solo para los prestatarios de países deficitarios sino también para los ahorristas de los países superavitarios.

Entender cabalmente la posición externa de los países —cuenta corriente, posiciones de saldos y divisas— es fundamental para poner de relieve la responsabilidad compartida de las autoridades responsables de las políticas económicas de abordar los desequilibrios externos antes de que se vuelvan demasiado riesgosos.

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