FMI: estancamiento en Latinoamérica y agudización de riesgo regional
El Fondo Monetario Internacional (FMI) destacó este miércoles que la economía de Latinoamérica se estancó en 2019 y advirtió de una agudización de los riesgos regionales, según una actualización de sus previsiones.
El director del FMI para el Hemisferio Occidental, Alejandro Werner, estimó en el informe que el escenario actual plantea nuevos retos y la urgencia de una reactivación.
“De hecho, el PIB real per cápita de la región ha disminuido 0,6 por ciento por año en promedio durante el período 2014–2019”, señaló el economista, destacando el contraste con un aumento de 2% durante el periodo de auge de las materias primas entre 2000 y 2013.
En su informe publicado la semana pasada, el FMI rebajó en 0,2 puntos porcentuales a 1,6% su previsión de crecimiento para América Latina en 2020 por las protestas en Chile y por la debilidad de las inversiones en México.
Estas proyecciones se dan en un contexto en el que la entidad rebajó en una décima de punto, a 3,3%, su expectativa de crecimiento mundial para este año.
En el caso de Chile, la organización recortó las previsiones de crecimiento para 2020 a un 0,9%, una fuerte disminución con respeto al pronóstico hecho en octubre -antes del inicio de las protestas- cuando el FMI proyectaba una expansión de 3% para este año.
Sin embargo, el FMI pronosticó que la actividad económica chilena debería recuperarse “gradualmente” apuntalada por una importante expansión fiscal y por una política monetaria más laxa.
“Insatisfacción”
Para la entidad multilateral con sede en Washington, las causas de las tensiones sociales que también han afectado a Ecuador y Colombia, varían de un país a otro, pero en general reflejan una “insatisfacción con ciertos aspectos de los sistemas económicos y políticos”.
“Una prioridad clave hacia adelante es la de reactivar el crecimiento y hacerlo más inclusivo, manteniendo la estabilidad macroeconómica”, señaló.
Para Werner la “falta de ímpetu” obedece por un lado a factores estructurales, como la escasez de inversión, el lento aumento de la productividad y un clima poco propicio para los negocios.
El FMI también atribuyó la debilidad a condiciones cíclicas como el bajo nivel del crecimiento mundial, los precios de las materias primas, la fuerte incertidumbre y la “tensión social” en algunos países.
Werner destacó que el crecimiento potencial sigue estando “entorpecido por los persistentes problemas estructurales”, citando el fuerte endeudamiento público, los sistemas financieros más débiles, los altos niveles de desempleo y la vulnerabilidad a las oscilaciones de las materias primas.
“La exposición de la región a los riesgos climáticos sigue exigiendo la adopción de políticas firmes”, advirtió además el FMI en el informe.