Dos patrimonios históricos que crecen como atractivos en la Perla del Sur

El Departamento de Itapúa es reconocido a nivel nacional e internacional por su diversidad de propuestas y atractivos turísticos, entre los cuales resaltan dos patrimonios históricos de alto valor para la humanidad.
Se trata de las reducciones de Jesús de Tavarangue y la Misión Jesuítica Guaraní de Santísima Trinidad del Paraná. Estas majestuosas obras de los guaraníes están a escasos 40 km de la capital de Itapúa, Encarnación, y son los principales destinos de miles de turistas provenientes de diferentes países del continente y del mundo.
Según las estadísticas de la Secretaría Nacional de Turismo (Senatur), en los últimos cinco años 2014-2018 la cantidad de visitantes a estas Misiones Jesuíticas registró un histórico crecimiento que supera el 100%.
El ingreso a estos sitios fue creciendo paulatinamente año tras año, lo que evidencia que los trabajos de mayor equipamiento ejecutados en cada uno de los sitios fueron fundamentales, ya que turistas de todo el mundo los visitan.
De acuerdo con informes recabados sobre el incremento en el movimiento de turistas en las Misiones Jesuíticas de Itapúa, en las cuales están también las de San Cosme y San Damián, este hecho repercute de manera directa en la cadena de prestadores de servicios turísticos, tales como la gastronomía, la hotelería, el transporte, entre otros.
En lo general, el turista que llega por otros atractivos a Encarnación u otras ciudades de Itapúa no se resisten a la tentación de visitar uno de estos patrimonios históricos que se mantienen relucientes a pesar de los años.
Édgar Javier Paredes Segovia, responsable de la Misión Jesuítica Guaraní de Santísima Trinidad del Paraná, señaló que los turistas llegan en cualquier temporada del año, pero en mayor cantidad en las vacaciones y festividades, como la Semana Santa.
Todo esto gracias a los trabajos de equipamientos que se han hecho, como la incorporación de luces y sonidos que les dio también vida nocturna a estos atractivos.
Otro aspecto resaltante de estas reliquias es que atraen de manera especial a turistas europeos, quienes son atraídos por la exuberancia de estos sitios y la riqueza arquitectónica que se mantiene en pie, a pesar del paso del tiempo.
Llegar a las Misiones de Trinidad o Jesús es también aproximarse para deleitarse con la hermosa naturaleza que rodea estas comunidades.
MISIÓN JESUÍTICA GUARANÍ DE SANTÍSIMA TRINIDAD. Este majestuoso testimonio de la tecnología constructiva en piedra fue implementado en época de la renovación urbano-arquitectónica de las Misiones Jesuíticas (1690-1768). El arquitecto de la iglesia principal fue el jesuita Juan Bautista Primoli, quien también diseñó toda la reducción. Fue declarada Patrimonio Mundial por la Unesco en 1993.
Es una de las construcciones más importantes de los 30 pueblos jesuíticos de la región, que abarca Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay.
Cabe destacar que la Misión de Santísima Trinidad del Paraná forma parte de las ocho misiones fundadas por los religiosos de la Compañía de Jesús en territorio paraguayo entre los años 1609 y 1768, que llegó a tener una población de tres mil indígenas guaraníes.
Esta majestuosa reducción representa su grandeza simbolizando el culmen del Barroco, que está caracterizado por el reemplazo de los horcones y armazones de madera, por el uso de sillares de piedra, sumado a lo más destacado que es sin duda la increíble riqueza y variedad de sus restos ornamentales esculpidos en piedra, informan desde la Senatur.
Esta misión se destaca también por su contenido simbólico y cada pedazo o lugar está cargado de símbolos que ofrecen al visitante la posibilidad de transportarse siglos atrás, a través del recorrido cultural de luces, sonidos e imágenes que se realiza en horario nocturno.
Actualmente, se cuenta con aparcamiento de 2 plazas reservadas para personas con discapacidad, de 5 por 2,50 m cada una y zona de transferencia compartida de 5,00 m de longitud y 1,50 m de ancho. Todo esto se ha reunido en la denominada Ruta Jesuítica.