Corte de internet en caso de protestas, una práctica cada vez más usual en el mundo
Varios países que se enfrentan a protestas y violencias optaron por cortar internet, una práctica que, sin embargo, es difícil de aplicar.
La oenegé Access Now, que coordina una campaña para el libre acceso a internet, constató 196 interrupciones en 25 países en 2018, en alza frente a 106 en 2017 y a 75 cortes en 2016, progresión debida en parte a una mejor detección.
No obstante, la tendencia al alza es fuerte, había señalado la oenegé al presentar su recuento en junio. La comisión documentó cortes en países en los que nunca se habían producido, como Zimbabue o Benín.
Internet es una “red de redes”, públicas o privadas, en la cual los principales protagonistas son los proveedores de acceso (FAI).
Para cortar el acceso de todo un país, o de una región determinada -India es criticada regularmente por las oenegés por los bloqueos en Cachemira india- es necesario aislar las redes locales del resto de internet mundial.
“Hay que conocer la arquitectura de la red y poder actuar sobre las personas que la dirigen”, explica Stéphane Bortzmeyer, uno de los pioneros de la web en Francia y miembro de la ong AFNIC.
La infraestructura combina elementos físicos -cables y centros de datos- con programas informáticos. Es sobre estos últimos que un gobierno va a actuar para cortar las comunicaciones.
“Los operadores tienen, sin dudas, herramientas de gestión de la red. También se puede pasar un proxy (un servidor intermedio), que filtrará todo o parte del tráfico”, detalla Mathieu Lagrange, director de redes y seguridad del instituto de investigación tecnológica b>com.
“La manera más radical es que los operadores corten completamente y no dejen pasar nada. Este método funciona en los países donde internet está muy centralizado, cuando todo el tráfico pasa por un número limitado de nodos controlados por el estado”, explica Nicolas Chagny, presidente de la Internet Society France.
Filtrar y censurar
Es el caso del Irán, que sólo cuenta con tres nodos, controlados por el estado, que permiten el contacto entre la red local y la mundial.
De este modo, el 16 de noviembre el tráfico habitual entre el país y el exterior se redujo en un 95%.
Un “apagón histórico” por su amplitud y sofisticación, según Doug Madory, del grupo de inteligencia en internet Oráculo.
En un blog, afirma que Teherán “creó, y seguramente mantendrá, una capacidad para controlar (e incluso bloquear) internet”, apoyándose en “cuellos de botella”.
Cortar internet es una decisión difícil para un país, puesto que congela las conexiones interbancarias y perturba el comercio.
Los estados que deseen controlar los intercambios en internet podrán solicitar a los proveedores de acceso la transferencia de determinados datos ó desde y hacia determinados clientes.
Cuando existe una conexión a internet, es posible evitar el filtrado, gracias a programas informáticos como VPN, siempre que puedan ser adquiridos.